Los peligros de la ética

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Los representantes de Aralar, Patxi Zabaleta, Rebeca Ubera y Dani Maeztu plantean, en un artículo reciente, que algunos medios y personas, “pretenden desviar la solución del conflicto a la mera ética, para situarse en la equidistancia y actuar por encima del bien y del mal. El discurso está calando poco a poco, como un insistente sirimiri. Y ante lo cual, nos preguntamos: ¿Quieren evitar el debate político?”. Califican a esto de “un juego muy peligroso”. Apartándonos de la sospecha de las motivaciones de esos medios y personas, quisiera entrar en la interesante cuestión de la relación de la ética y la política tal como la plantean estos autores.

Estos afirman que “creemos en la política (…) cualquiera que sea la ética de cada cual, es decir, el ámbito privado y moral de cada cual”. También es de esta opinión el máximo dirigente de Sortu, Hasier Arraiz, cuando dice que “nuestros debates tienen que ser políticos, sobre contenidos políticos, la ética hay que dejarla para cada cual”. Pese a que todos ellos pretenden separar la política de la ética reconocen que no son independientes de la ética. Ya que Arraiz apostilla: “ni el PNV, ni Joseba Egibar, ni otros tantos pueden dar lecciones de ética a la izquierda abertzale”. O cuando dicen los representantes de Aralar: “la solución del conflicto no puede desviarse al plano moral y ético. Porque ello, entre otras cosas, provocaría la negación de su origen y de sus consecuencias”.

Entraríamos aquí en la concepción que tienen de la ética los autores del artículo. La ética, es definida, por ejemplo por Otfried Höffe como una serie de “enunciados con validez universal sobre la acción buena y justa”. Los representantes de Aralar, en cambio, se preguntan por “¿la ética de quién? ¿el suelo ético de quién?”. Nos dicen que existen “éticas” diferentes. Tal cosa sería contradictoria con el propio carácter de la ética, que por su propia naturaleza debe de ser una y cuyo basamento son valores universalmente válidos. Los autores responden a la concepción ideológico-política de que hay una ética para unos y otra para otros, es decir, que la ética no es algo pre político, sino que es algo subordinado a las diferentes políticas.

Entonces ¿Qué modo de política proponen los representantes de Aralar? La solución del conflicto, según el texto, “se tiene que dar en el espacio público y fundamentarse en los derechos humanos, o lo que es lo mismo, en los principios democráticos”. Repiten varias veces la alusión a los “derechos humanos” como la política que tiene que aplicarse. Sin embargo, hay algo que chirría en esta reivindicación reiterada. Dicen: “Tendremos que ser capaces de hacer frente a la solución del conflicto basándonos en los derechos humanos, en la verdad, la justicia y la reparación que corresponde a cada uno. (…) Partiendo de la colectividad para llegar al individuo”. Para, al fin, plantear que “nuestro objetivo es la construcción de una sociedad”.

Resulta contradictorio con la reivindicación de una política basada en los derechos humanos el decir que hay que partir “de la colectividad para llegar al individuo”. Los derechos humanos son los derechos de la persona que, por su propia dignidad, posee una serie de derechos individuales, como son el de la libertad y el de la vida, de los que se extienden a otro tipo de derechos, los llamados derechos colectivos, como son el derecho al trabajo, a una vida digna o a los derechos nacionales que le corresponden por su identidad nacional. Los representantes de Aralar, como en el caso de la ética, invierten el orden de prioridades que encierra el propio concepto de los derechos humanos y subordinan a la persona, el sujeto de esos derechos, al proyecto de “construcción de una sociedad”. Zabaleta y sus compañeros reivindican, de facto, la perspectiva marxista-revolucionaria del “hombre colectivo” a la que visten con el ropaje de “los derechos humanos”, prescindiendo del propio ser humano individual. Frente a esta visión, habrá que decir que no hay derechos humanos que no partan de los derechos de la persona y que, por tanto, los derechos colectivos no pueden entenderse si no son fruto del cumplimiento y el reconocimiento previo de los derechos individuales.

Estos autores hacen necesario que reflexionemos más profundamente sobre la relación de la ética y la política. En este sentido, hay que afirmar que la ética y los juicios éticos son previos a cualquier ideología y no son una ideología. Son universales, no son divisibles en función de la clase o el grupo sociopolítico o religioso. Los estudios sobre el aprendizaje moral en la infancia realizados por Gertrud Nunner-Winkler entre sujetos de diversos países y procedencia social, demuestran que los niños/niñas, ya en edad preescolar (4-5 años) son capaces de distinguir normas morales y emitir juicios morales (“no está bien pegar a otro niño” “no está bien robarle las chuches a otro niño”). Son capaces de distinguir las normas morales de las normas convencionales (“al profesor hay que llamarle por su nombre”). E incluso son capaces de distinguir esas normas de los preceptos puramente religiosos (“honraras las fiestas”). También son conscientes de la propia jerarquía de las normas morales (“no pegaras a otro niño” está por encima de “no robarás chuches a otro niño”). Estas normas, además, no se aprenden mediante la coacción o la autoridad familiar, ni tienen como motivación las posibles sanciones ni el provecho propio y ajeno. Son percibidas por ellos como normas obligatorias per se que se aprenden a través de lo que Nunner-Winkler denomina un proceso activo y personal de autosocialización, análogo al del aprendizaje del propio lenguaje. El niño/niña construye la moralidad como construye su propio lenguaje. Desde la percepción de su propio entorno va probando y experimentando, entreviendo, reconociendo de forma implícita la norma moral o gramatical antes de conocerla de forma explícita. Para Lawrence Kohlberg el niño es un “filósofo moral” y para Nunner-Winkler un “experto en moral”. Lo ético está en la raíz del ser humano, que es la infancia, y es previo a cualquier tipo de conciencia política.

La solución del problema vasco en la vertiente político-militar potenciada por ETA y el MLNV tendrá que ser una solución política, pues la ética no es lo mismo que la política. Pero tendremos, también, que dejar constancia de la dimensión del relato o la historia de ese problema, donde el enjuiciamiento ético es necesario para valorar debidamente la dignidad de aquellos que han sufrido las consecuencias de políticas que atacaban los valores éticos ya que nos es necesario el prevenir la posibilidad de un futuro donde esas políticas estén legitimadas. Como decía el obispo Setién, la ética es una forma de inhibición de las posibilidades destructivas de la política. Para el caso de Euskadi, la ética debería de ser la conciencia compartida de unos valores comunes, que son los que constituyen la convivencia de las personas cada día. Por encima del llamado conflicto, las personas han vivido y convivido en nuestro país. La función de la ética sería la de recordarnos la raíz real de nuestra sociedad. Y poner una luz crítica sobre aquellos que han tratado de destruir, por medio del miedo y la coacción, la vida, la libertad y la convivencia de la personas, principios éticos que son la base de cualquier justicia.

Imanol Lizarralde

Iruzkinak

  1. plas, plas, plas... (aplausos pausados)... ya están los de hamaika + 1 dando lecciones de ética... claro, como en política no pintan nada...

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  2. Para Unax: Lo siento, pero no has entendido nada del artículo. Como para tí, al parecer, la política está por encima de la ética, no puedes entender a los que, sin "hacer politica", creen que la ética está en la base de la verdad -personal y colectiva-, que a su vez debe sustentar la justicia, la cual hará posible la pacificación, o camino hacia la paz, de nuestra sociedad para llegar a la paz real y para todos. Sin la ética, pues, entendida como el conjunto de los criterios universales de toda persona para hacer el bien, sin justificar la obtención de dicho bien por medios contrarios a la ética, nadie puede hablar ni de justicia, ni de pacificación, ni de paz, por mucha "politica" que pretenda hacer. Mi deseo: que los que "hacen política" no la hagan al margen de la ética por el bien de todos.

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  3. usurbildarra.
    "el bien, el mal"... "criterios universales"... pero vamos a ver, que el absolutismo ya desaparecio... que ahora somos libres de pensar y ser como queramos... que hay tantas éticas como personas.
    si todabia vais a meternos en los confesionarios...
    aqui la paz se va a conseguir cuando desaparezca la opresion de los que detentan el poder... la paz se obtendrá en un pacto entre diferentes que quieran pactar... y los que se quieran quedar fuera de esa negociación que se callen y a tragar.

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  4. Unax: esa es tu política: que los que no piensan como tu, "que se callen y a tragar". PURA DICTADURA que los demócratas no aceptamos.

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  5. Ai Unax Unax. con lo de Hamaika+ 1 querrás insinuar algo sobre que los de HAmaika bat son pocos. Bueno serán pocos pero el ser muchos o pocos no da a uno o a un grupo político más o menos razón. De lo contrario siempre tendremos el ejemplo de las mayorías absolutas de Hitler.
    Y por cierto de la poca ética y mucho movimiento de masas el ministro alemán Goebbels era un ejemplo con aquella conocida frase de "una mentira repetida mil veces se convierte en verdad".
    Frase tantas veces llevada a la práctica por aquellos que quieren anteponer la politica a la ética, sin darse cuenta de que política sin ética no es más que una casa sin cimientos solidos.

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  6. Unax, majete, hablas por tener boca grande, vete a los párvulos a opinar y déjanos a los mayores opinar sobre las cosas serias, que tienes una empanada que no te aclaras.

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